No pudo empezar con mejor pie el combinado español en la Confecup. Al contrario que en los últimos torneos disputados, el equipo de Del Bosque salió enchufado y demostrando quién es la vigente campeona de todo. En el contra el resultado (2-1), que se antoja muy corto teniendo en cuenta la tremenda superioridad que demostró la Selección española.
Dicen los que saben de fútbol que España jugó la mejor primera parte que se recuerda a este equipo. Sinceramente no sé si es verdad. Lo que sí sé es que España borró a su rival en la primera mitad, demostrando una vez más que el fútbol se escribe desde el centro del campo, y ahí tenemos a los mejores del planeta.
Cambió Del Bosque el dibujo habitual de 'La Roja'. Con la ausencia de Xabi Alonso, el salmantino ha apostado por un único pivote como eje del equipo. En el caso de ayer fue Busquets, pero bien podría haber sido el tetracampeón del Bayern Javi Martínez. Aquí da igual quién juegue, todos lo bordan. Pasó pues el míster del 1-4-2-3-1 al 1-4-1-4-1 que, en función del dinamismo de sus centrocampistas, pasaba rápidamente al 1-4-3-3. Otra innovación para que los rivales tengan más complicado hacer frente a España. Si en el Mundial jugamos con doble pivote, y en la Euro con nueve mentiroso, esta vez toca asumir riesgos y volver un poco a los orígenes de este grupo, al más puro estilo Luis Aragonés. Y resulta que juegan como los ángeles.
Uruguay fue testigo de excepción de lo que hay que hacer con un balón en los pies. Movilidad, asociación y ofrecimiento se unieron al tremendo talento de unos futbolistas que quieren ganar el único trofeo que les falta. Un Xavi como el de los viejos tiempos, un Iniesta de dulce y un Cesc Fábregas que es un lobo en las inmediaciones del área. Y ayer, por fin, un delantero que la que tuvo, la metió.
Es difícil destacar a alguien en particular, porque ayer brilló hasta el más limitado -bajo mi punto de vista- técnicamente, el lateral derecho. Y si con el balón maravilla España, sin él vuelve a presionar en campo contrario. Uruguay se ahogó en las pocas oportunidades que tuvo de sacar una bola decente para sus atacantes. 2-0 (goles de Pedro y Soldado) en el minuto 45 y la sensación de que la Selección es invencible dando todo su potencial.
La segunda parte fue otra historia. Bajaron los de Del Bosque el pistón, aunque no renunciaron al control del partido. Quizá por la humedad, o quizá sabedores de que se les puede hacer largo el torneo (han llegado muy fatigados algunos de los españoles), pero el caso es que no quisieron sentenciar el partido y empezaron a pedirla al pie. No fue un problema hasta el minuto 88, cuando Luis Suárez clavó un libre directo en la red de Casillas. Error de concentración en la barrera de la campeona mundial que posibilitó el gran gol del delantero uruguayo.
Restaban cinco minutos donde Uruguay quiso pero no pudo y España escondió la bola en los pies del MVP del partido, Andrés Iniesta hasta que Nishimura dictó el final del primer partido para 'La Roja'. Deja el encuentro ese sabor agridulce del que puede golear y, al final, sufre. Una sensación que es lo de menos. Lo de más es el fútbol total de un equipo que, a día de hoy, no tiene rival en el planeta.
Espera ya la selección su próximo rival, Tahití, el jueves a partir de las 21:00 hora española. Seguramente saldrán otros futbolistas, ciertamente lo harán igual de bien. Así es el mejor equipo del planeta, da igual quién juegue, lo importante es el juego.
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